20091013

Mis cumbres de gloria

Después de un millón de palabras saturadas, cuando la monotonía invade los rincones de la habitación mientras se susurran sincerares de cánticos de alegría; los globos de agua y las hojuelas marchitas comparten la tina en el fin de las ironías.

Que hermosas dudas y pensamientos inherentes de la existencia existían en aquellos días, con anhelo y devoción siempre sucumbí ante la falta de razón y la necesidad de convencerme a mi mismo de que todo tenía una explicación.

La falta de la necesidad y el pensamiento coherente dentro de un mar de lagrimas abarrotadas solo me aspiran a decir que la melancolía y el descaro del destino para enfrascarme en la prisión de mis propios pensamientos mientras el sinfín de mil llevares me convoca a montarme en una pauta un poco más pequeña que el tic tac del contoneo de las sensuales manecillas que me miran desde la cornisa antes de tirarme a manos llenas desde el balcón que se extiende por mi esquina.

Las cadenas llenas de pereza que sostienen el saco de lleno de esperanza, bajo la lluvia hirviendo dentro de un botiquín y la paciencia reducida a un puñado de cenizas cuando me encuentro junto a la mirada tardía de una madre que ya no respira y un pequeño que pregunta insistente si ¿todo estará bien?

Con la marcha rutilante y las comillas ennegrecidas por las manchas del hollín y las muescas de las ventanas, ahora solo nos queda esperar a que vengan por nosotros mientras que el día se nos va de la misma manera en la que el pozo se extiende por debajo de mis zapatos.

Es cuando confirmo la más aterradora de las posturas y la mas cautelosa de las dudas a las que me expone este fuerte penar y me comenta al mismo tiempo que me atiende que la vida y el bienestar son dos cosas que han pasado de mí y de este pequeño que solo queda bajo mi brazo.

Le cubro la boca para no escucharlo al llorar mientras mi ojos se llenan de una humedad que solo corresponde al sentimiento que me sobreviene mientras que ya no escucho la voz del infante que me deja para salir al paso de la eternidad.

Una función en temporada y la rosa sagrada que se extiende bajo mis píes mientras la cálida mirada del porvenir desaparece sobre las colinas y se postra en los valles que viven alejados y dispersos de mi memoria borrosa con las nubes borrascosas que tanto añoro ahora en los tiempos de paz.

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